Bueno, y ahora resulta que el pueblo se espantó y comenzó a perder la paciencia de Job que tenía, y a raíz del tanquetazo a La Moneda echó su roncadita. Bastó la roncadita y los golpistas se volvieron locos. Hablan de democracia, de libertad (!!!) con un susto que les sale hasta por las orejas. Ellos hablan de respetar la democracia y se pasean muy orondos en desfiles paramilitares en la avenida Manuel Rodríguez con linchacos, con cadenas, con cascos con botas, etc.

Hablan de respetar las libertades, y los propios jefes de la mal llamada Patria y Libertad reconocen por escrito en una declaración que pidieron asilo y se van del país, arrancando como ratas antes del naufragio por estar comprometidos hasta las cachas con la asonada del 29 de junio. ¿En qué quedamos?

Lo que pasa es que ahora les entró el susto. Se descabezaron cuando los mandamases, tiritándoles las cañuelas, fueron desesperados a golpear las puertas de la embajada ecuatoriana, meados como guaguas recién nacidas, acusándose solos de estar metidos hasta el contre en el fallido golpe de Estado. Se fueron ya a freír monos a Guayaquil, se llevaron la lana, la torta, el santo y la limosna, además de irse con la cola entre las piernas.

Pero finalmente no son estos gansos, ni Patria y Libertad, los que inspiran, los que orientan, los que pagan el golpe de Estado. Estos son títeres de a peso, son quiltros de barrio: aquí los que roncan son los gringos, los imperialistas yanquis, los que mandan, los que orientan, los que pagan. En los entretelones del enjuague siniestro están los de siempre o los desconocidos de siempre, pero que ya están totalmente reconocidos por los trabajadores. Los que mandan y los que pagan son los mismos de la ITT, la CIA, los viejos guatones de Wall Street: en resumen, el imperialismo yanqui.

Hasta aquí se han pisado la cola, pero indudablemente que ya están fraguando la otra asonada. Para eso hay dólares y hay traidores de sobra. Los trabajadores deben anteponer a la traición, a los dólares, a los mercenarios, su unidad combativa. ¡A organizar los comités de vigilancia, autodefensa y ataque en todas las organizaciones de masa! Es la principal tarea junto a desarrollar la producción. Los fascistas no pasarán en la medida en que estemos organizados con decisión y con coraje: a no dejarnos estar, a afinar y a superar toda la actividad que se realizó aquel 29 de junio, a mantener en constante actividad los dos cordones del oriente y del poniente, a reforzar sin descanso el trabajo en la organización de nuevos comités de vigilancia. No es hora de quedarse en la luna. Si quieren fiesta, que la tengan, pero la fiesta la vamos a dar a toda orquesta.

Bueno sería no desmayar en ningún instante. Otro susto como el que pasaron y se van todos a Guayaquil.

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