Si algo va a comentarse durante mucho tiempo y en todos los tonos, en todos los volúmenes, a toda orquesta, será el diálogo. Mientras algunos harán comentarios agrios, amargos como la hiel, habrán otros de dulce y de grasa y muchos comentarios serán francamente favorables. Todo esto, naturalmente, desde el lugar en que se emita la opinión, dependerá su intensidad, su encono o su aplauso.

Visto desde arriba, como si uno estuviera sentado en la punta de un árbol y sólo viera el panorama, sin oírlo, sin escuchar la radio, la televisión, sin leer la prensa, sólo viendo desde el árbol, es notoria la resquebrajadura de uno de los dos bandos, en este caso el bando de la oposición. Es como si en la Guerra del Pacífico, mientras se luchaba a campo abierto, los generales bolivianos con los generales chilenos se hubieran puesto, de pronto, a parlamentar. Cualquier testigo imparcial en ese momento habría dicho que los perjudicados en ese caso eran los peruanos. Es una cuestión aparentemente simple, y pienso que también en lo más profundo del problema es una cosa simple. Dividir al enemigo en lo más duro de la lucha es de un efecto extraordinariamente positivo.

Sufren y lloran con el diálogo los fascistas. La derecha reaccionaria teme perder a los profesores demócratacristianos, a los mineros demócratacristianos, a los ferroviarios demócratacristianos, a los funcionarios públicos demócratacristianos, a los camioneros demócratacristianos, a los comerciantes demócratacristianos, a los pequeños industriales demócratacristianos, a las dueñas de casa demócratacristianas que tienen poder en los centros de madres, en JAP y en juntas de vecinos. La derecha está de muerte porque teme perder a los pobladores demócratacristianos y, finalmente, porque temen perder una apreciable cantidad de parlamentarios demócratacristianos. Es decir, la derecha reaccionaria, fascista y golpista tiene horror a quedarse en pelotas ante un invierno político que se le vendría encima con heladas, escarcha y nieve, de la cual saldría con una bronconeumonía galopante que la llevaría de un viaje para el otro patio.

Por supuesto que un viraje demócratacristiano hacia la UP todavía es una quimera y no es para entusiasmarse. La derecha está enquistada hasta la cacha en los niveles altamente direccionales de ese partido y el diálogo ha de verse bombardeado desde adentro por los Moreno, los Frei, los Hamilton, los de Dios Carmona, etc.

Este diálogo no sólo ha provocado el análisis dentro de los partidos de izquierda, sino un profundo análisis en el seno del mundo demócratacristiano. Está ahora declarada una lucha sin cuartel entre las ponencias sanas y democráticas d ellas bases y de hombres como Leyton, Tomic, el mismo Fuentealba, para rescatar a la Democracia Cristiana del abismo en que viene cayendo desde que se embarcó con el fascismo y la más cruenta reacción chilena e imperialista.

Comentarios