Decía el abuelo: “Todo chancho embarrado quiere embarrar a los demás”. Y esto lo decía como si estuviera viendo al Cara de Diuca, revolcándose como chanchito en el cieno de sus impudicias, porque pretendía demostrar que el departamento de relaciones públicas del Regimiento Infantería N.° 19 Colchagua me había desmentido las informaciones que dí por la radioemisora local a raíz del allanamiento militar practicado a Inacap.

Pero una vez más el Cara de Aparato se pisó la huasca, por cuanto todo lo que yo informé era el reflejo exacto de la declaración entregada por la Intendencia al subsecretario del Ministerio del Interior, y la misma que se comunicó a la oficina de informaciones de la Presidencia de la República (OIR). De tal manera que, si hubo desmentido, éste fue para el Gobierno interior y no para el informante, que finalmente es un vocero que se basa en fuentes oficiales para informar.

¿Puede decir lo mismo el Cara de Cosa? No puede decir lo mismo. Hace pocos días, la justicia lo obligó a publicar un desmentido de la tremenda mentira que inventó en un supuesto allanamiento a la Inspección del Trabajo. Estaba contento el Cara de Cuestión porque suponía, como decía el abuelo, que embarrar a los demás lo haría demostrar que no era el único injuriador, ni el único mentiroso, ni el único infinitamente mediocre de la provincia. Se guateó una vez más.

Son incontables los desmentidos que El Guerrillero ha hecho al Cara de Falo que dirige (!!!) esa especie de periódico que es La Región. Ni una sola de sus mentiras es capaz de defender por la sencillísima razón que las mentiras son indefendibles.

Ahora, el Cara de Diuca quiere ponerse la lata con el Ejército después que impúdicamente e irrespetuosamente se ha burlado del General en Jefe del Ejército Carlos Prats, actual ministro de defensa, y cuando sus ad-látares en múltiples ocasiones se han expresado en forma despectiva de los militares en el gabinete.

Digo que fue lamentable lo sucedido en Inacap, ya que en el momento del allanamiento aquel era un sitio declarado de utilidad pública y requisado por el Gobierno interior, es decir, era un recinto del Ministerio del Interior. Por eso lo lamento, porque finalmente desde allí no se atacaba a nadie y, en cambio, antes del allanamiento se habían sufrido ya tres atentados de los fascistas.

El Cara de Lombriz Gigante se quedó con el gusto en la boca. Yo no invento mentiras. Me baso en fuentes responsables para informar y eso lo sabe muy bien el Cara de Pichu…

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