Tan ridículo, como fue hablar de los tanques rusos que rodearían La Moneda, resultó el muy celebrado chiste del periodismo objetivo, del cual hacían tanta gala dos o tres pericos más o menos mediocres y botados a periodistas en la prensa local.

Resulta que la objetividad fue una chiva más, un chamullo más para engañar incautos. Acumular una mentira sobre otra significa elevarse precipitadamente para caer también, tarde o temprano, precipitadamente, como aquel proverbio italiano tan gracioso que dice “chi troppo in alto va cade sovente precipitevolissimevolmente”.

En primera página, esa especie de periódico llamado La Región titulaba en su oportunidad que el asesino del edecán naval del Presidente de la República era marxista y que tenía implicancia con elementos cubanos. La verdad, que siempre se impone, demostró que lo aseverado por La Región era una mentira más, una calumnia más, una injuria más. Los detenidos por el asesinato cobarde del capitán de navío son todos de Patria y Libertad y del Partido Nacional: así ha quedado establecido ante la justicia.

¿En qué región recóndita de la zona abismal de los esfínteres se metieron la objetividad periodística? ¿En qué se basaron para lanzar un disparate igual? Yo sé en qué se basaron. Se basaron en el compromiso que La Región tiene con la derecha golpista y reaccionaria de la provincia. Y nosotros decimos que La Región miente y lo comprobamos con los hechos.

Nosotros desde un principio dijimos que la objetividad era una hipocresía y nos declaramos comprometidos con los trabajadores y el Gobierno popular. Ellos se declararon objetivos, pero era el tiempo de los últimos disimulos, de las últimas caretas, de las últimas máscaras. Ahora ya no hablan de objetividad periodística porque no pasa de ser un chiste fome, demasiado manoseado y que no hace reír ni a los tontos.

Pero es bueno recordarlo ahora, ahora que la objetividad se ha ido a la cresta para ser reemplazada por la calumnia, por la injuria, por la mentira canallesca con tal de sacar un partido, con tal de mantener una realidad ficticia que les permita vivir algunos días más de vida.

La objetividad pasó a la historia, de la misma manera que pasarán a la historia esta manga de seudoperiodistas, contratados a chaucha y media la mentira. Nunca había tenido rivales tan despreciables y tan poca cosa.

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