En primeras aguas, fundamental, en primera línea está la formación de las Juntas de Abastecimientos y Control de Precios (JAP) en la provincia de Colchagua, ya que la batalla contra el desabastecimiento artificial es tarea primordialísima. El ministro Pedro Vuskovic, tal vez uno de los ministros más choros que hemos tenido en nuestra República, tal vez desde Portales, está en estos momentos demostrando cómo se combaten las irregularidades, cómo hay que enfrentarse al especulador, al acaparador, al sinvergüenza, al sedicioso, al vende-patria, con coraje, con decisión y con la bendita ley en la mano.

Su respaldo es la masa y la masa organizada en juntas de vecinos, y éstas en poderosas JAP, que al lado del comerciante pequeño y progresista están descorriendo el velo de los aprovechadores para que reciban el justo castigo que un pueblo digno le propina a los que quieren hacerse la torta con el hambre y el desabastecimiento, política que han seguido a través de muchos gobiernos burgueses, pero que con este Gobierno popular se están yendo a la misma cresta.

San Fernando tiene apenas un JAP. Sólo el Barrio Hospital ha podido formarlo. Lo dirige una mujer, María Tapia, y allí naturalmente las cosas caminan mejor. Pero en cada barrio, en cada población debe haber un JAP. Deben formarse ahora mismo, sin dilación, sin pérdida de tiempo. Las cosas hay que hacerlas hoy y no mañana, de lo contrario los tiburones nos van a comer por las patas.

Para que un JAP se forme debe haber, primero que nada, una buena y organizada junta de vecinos. Y esto es una tarea de los CUP, estos comités de Unidad Popular que son remolones, flojos y, por qué no decirlo, irresponsables. El Gobierno popular está cumpliendo su programa al pie de la letra. Lo prometido se está cumpliendo, pero su base de apoyo que es la Unidad Popular no cumple la tarea de activarse en torno a los objetivos del Gobierno.

Pero cuando hablamos de los CUP, hablamos del Comando Comunal de la Unidad Popular, y cuando hablamos de este Comando Comunal estamos refiriéndonos específicamente al Comando Provincial de la Unidad Popular.

¡¿Qué pasa por las siete mil vírgenes con la Unidad Popular en la provincia de Colchagua?! ¿Qué chinche maligno los picó que les ha producido una parálisis total? ¿Quién les ha detenido la corriente sanguínea que tiene que alimentar la movilización de masas para defender al Gobierno popular de los ataques a mansalva, agresivos, sediciosos y sin misericordia ni moral de la derecha? ¿Cómo puede la Unidad Popular de Colchagua permanecer indiferente? ¿Qué cresta les pasa? ¿Por qué no se reúnen? Nunca es tarde para empezar de nuevo y, ahora que las JAP son necesarias como el oxígeno para respirar, es el momento de que renazcan de las cenizas como el ave Fénix.

Comentarios