Hay equivocados y equivocados. El hombre de trabajo, el que nada ha perdido ni puede perder con nuestro Gobierno popular, el que solo gana y puede ganar puede equivocarse de dos maneras.

La primera manera de equivocarse, la peor de las dos, consiste en defender a los ricos cuando apenas se tienen tres o cuatro tirillas para pararse, cuando se vive en una pieza miserable y se come lo que come el perro. Este equivocado es tonto, se autocalifica momio para destacar entre los suyos, nada de lo suyo se identifica con los ricos, pero para tirar facha está en contra de los de su clase. Concretamente, es un desclasado.

La segunda manera de equivocarse es algo como una enfermedad de la cual es posible sanar con un poco de empeño. Es aquel que, dominado desde su más tierna infancia en contra del comunismo, se ha infestado tanto que necesita una profilaxia intensa, al fondo, al hueso.

Hace un par de días me llamó por teléfono un amigo de éstos. Si no fuera por la enfermedad de la que sufre, sería uno de los nuestros y de los mejores. Naturalmente no digo su nombre porque eso le acarrearía múltiples dificultades con sus correligionarios. Nos dijimos un par de frases realmente emocionantes. “Estoy a tus órdenes, seguiré siendo tu amigo con o sin guerra civil”. No demoró absolutamente nada en responder: “La guerra civil no. Eso nunca”.

Enseguida se planteó algo positivo, que no lo digo porque de hecho se adivinará quién es mi interlocutor. Sépase simplemente que es de derecha.

Después de ese llamado telefónico me quedé pensando y me dije: ¡Qué lástima que este hombre no esté con nosotros! Inteligente, entusiasta, capaz, imposible de hacerle daño a nadie y sin embargo metido allí en la anti-patria, tratando de frenar y destruir un proceso irreversible sólo porque piensa sanamente que los ricos tienen la razón. ¡Cómo han enfermado a mi amigo! Y hay muchos como él. Afortunadamente se mejoran y recuperan el terreno perdido, y espero que algún día le toque el turno a mi amigo como les ha ocurrido a otros, concretamente a esas miles de personas que representan el 8% de avance obtenido por la Unidad Popular el 4 de marzo recién pasado.

Mi amigo está equivocado, es su forma de equivocarse y además está enfermo. Me temblaría mil veces la mano para mandarlo al otro patio si Satanás se cruzara en el camino de Chile, como no me temblaría ni una sola vez frente al verdadero momio.

Comentarios