Bajo los puentes del periodismo local ha corrido mucha agua. Tal vez, en algunas ocasiones, algo turbias y violentas con respecto a las relaciones que los periodistas mantienen entre sí. Pero es indudable que el anhelo de cada cual de luchar libre y valientemente por sus ideales los une, pese a las diferencias.

En la actualidad se cierne una ridícula querella contra el director de La Voz de Colchagua, Carlos Peña y Lillo, por el sólo hecho de haber defendido resueltamente el progreso para nuestra provincia. Lo absurdo del caso lo constituye que, por supuestas injurias al diputado pelucón Salvador Correa Larraín, ha sacado la cara el Intendente de la provincia de O’Higgins ante la verdadera desesperación de ver volar tres mil millones de pesos de la Ley del Cobre, que consiguió don Balta para pavimentar el camino de San Fernando a Pichilemu y un muelle pesquero en nuestro balneario.

Aunque el señor Peña y Lillo no desee nuestra solidaridad, se la otorgamos espontáneamente, poniéndonos a su entera disposición en todo lo que podamos servirle, ya que con ello estamos defendiendo nuestra libertad de prensa y estamos incorporando nuestro repudio por estas normas antidemocráticas y coercitivas, que pretenden atemorizar a los periodistas.

Felicitamos, desde estas modestas columnas, al inquieto director de La Voz de Colchagua quien, con valor periodístico, ha denunciado la actitud del diputado pelucón de O’Higgins que se opuso a una obra de progreso de tanta importancia para Colchagua. Le felicitamos por su digna actitud de enjuiciar con justicia y oportunidad las linduras de este régimen, y por sentir un auténtico orgullo de batirse mano a mano, desde su barricada colchagüina, en defensa del progreso local contra quienes todavía suponen que la prepotencia y las amenazas son el camino para amordazar la voz de protesta de la prensa.

Se dice que la Ilustrísima Corte de Apelaciones habría designado a un ministro en visita, don Roberto Smart Flores, para conocer los antecedentes del asunto. Desde esta barricada le decimos al señor Ministro que también puede interrogar a El Guerrillero para informarle de cuanto detalle estime conveniente, en la absoluta seguridad de que respaldaremos solidariamente al señor Peña y Lillo, y que repudiaremos enérgicamente la actitud del diputado Salvador Correa Larraín y la ridícula intervención del Intendente de O’Higgins.

Por nuestra parte, y considerando que los minerales del cobre son tan de O’Higgins como de todo Chile, pedimos que la Contraloría inspeccione rigurosamente el destino de los fondos del cobre en la vecina provincia. ¿Acaso se va a negar que el famoso Consultivo del Cobre, donde el que ronca es decididamente la Corfo, está favoreciendo con préstamos fabulosos a los latifundistas en vez de ocuparlos en obras de progreso para el pueblo de O’Higgins?

Estamos con usted, señor Peña y Lillo.

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