Hay dos tareas en estos momentos que se deben cumplir con toda la pasión revolucionaria posible. La primera de ellas es detener la guerra civil y arrasar con los fascistas: para ello, hay que organizar con el acelerador a fondo los comités de vigilancia, autodefensa y ataque en todos los organismos de masa. La segunda tarea es meter el pie hasta el fondo del acelerador en la Campaña de la Producción, porque ahora más que nunca necesitamos producir al máximo para asegurar el abastecimiento y para crear las mejores condiciones para llegar al socialismo. No podemos detenernos solamente en la preparación del combate, sino que al mismo tiempo debemos reforzar el esfuerzo por aumentar la producción.

Gran y magnífico ejemplo fue el del pueblo cubano durante su crisis de octubre, donde en cualquier momento los imperialistas y los gusanos se les iban encima. Los cubanos tienen naturalmente sus propias características, ¿y ellos qué hacían? Un porcentaje de obreros de una fábrica se iba al puesto de combate para vigilar al enemigo, el resto se quedaba en la fábrica pero trabajando su tarea y la tarea de los compañeros que estaban en el frente. Después cambiaban. De esa manera mantenían el ritmo de producción y al mismo tiempo estaban en pie de combate.

Los chilenos tenemos nuestras propias características y naturalmente debemos ocupar nuestros propios métodos. Debemos formar los comités de vigilancia ahora mismo, reforzar los que ya están organizados, afinarlos, vigorizarlos al máximo. Cada fábrica debe mantener su equipo, y este debe ir rotando de tal manera que todos, absolutamente todos estén preparados para la lucha en cualquier momento, incluso las mujeres.

Los asentamientos, los centros de reforma agraria, los comités campesinos deben adoptar modos propios de lucha, de resguardo, vigilancia, autodefensa y ataque. Nadie debe quedar al margen. Lo mismo en las juntas de vecinos, en los centros de madres, en las JAP, centros estudiantiles. El pueblo tiene el derecho a defender sus conquistas.

Si la lucha estuviera entablada democráticamente, democráticamente nos preparamos para la lucha, pero después de todo lo sucedido, culminando con los tanquetazos en La Moneda que provocaron veintidós muertos, estimamos que los métodos son otros y no nos vamos a dejar sorprender con los brazos cruzados para que nos destruyan. Por el contrario, se trata de estar alerta y preparado para destruir al enemigo apenas levante la garra del golpismo y el fascismo.

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