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Del corazón a la flauta

De la Enciclopedia Colchagüina
Revisión del 16:34 2 ene 2023 de Diego Grez (discusión | contribs.) (Página creada con «'''''Del corazón a la flauta''''' es un poemario del chimbaronguino Fernando Colina Petey, publicado originalmente en 1952 por Ediciones Los Afines, siendo esta la ''opera prima'' del autor. El texto contenía un prólogo del destacado poeta Andrés Sabella Gálvez.<ref name="vargas">''Diario VI Región'', 18 de junio de 2003, p. 3</ref><ref name="drago">''El Guerrillero'', 30 de agosto de 1956</ref> ==Crítica== El columnista José Var…»)
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Del corazón a la flauta es un poemario del chimbaronguino Fernando Colina Petey, publicado originalmente en 1952 por Ediciones Los Afines, siendo esta la opera prima del autor. El texto contenía un prólogo del destacado poeta Andrés Sabella Gálvez.[1][2]

Crítica

El columnista José Vargas Badilla califica al poemario como una obra "hermosa".

Gonzalo Drago opina sobre esta obra:

"Del corazón a la flauta" es un libro depurado, en el que las imágenes y metáforas embellecen y valorizan los poemas, otorgándoles una calidad artística difícil de alcanzar. Fernando Colina es un poeta honrado, sincero y emotivo, que jamás hace concesiones a la vulgaridad ni a los caminos trillados por varias generaciones de cultivadores del verso. Por el contrario, bucea e incursiona en los extraños y maravillosos laberintos de la poesía, para extraer con manos trémulas y ojos extasiados el material que emplea en sus poemas.[2]

En el diario La Nación apareció una reseña firmada por O. C. L., que reza:

Con una poesía simple, suya, hecha de aguas puras y de montes azules, de raíces y de tierras prestas a la buena semilla, Fernando Colina, poeta colchagüino, se presenta a la lírica chilena. Trae un mensaje de promisorias resonancias. ¡Líbrelo Dios de las arrogancias que incluyen materiales ajenos y que han mezclado el pan y el vino de la canción por otros ya expresada. "Su poesía retorna a tiernas sombras tutelares de nuestra tradición más alta, y un aliento de primavera le atraviesa, entrecortándola con el ala arrebatada de su juventud", dice el prologuista de su reciente libro "Del corazón a la flauta", Andrés Sabella Gálvez.

Su voz tiene de los metales libres que crean la sonora campana. Busca entre la criatura viva y la criatura inerte el decir de cosas propias, como el silencio -¡el gran silencio del hombre!- y las va contando de sencilla manera, con vegetal acento, con liviana apostura.

O. C. L., en La Nación[3]

Referencias

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