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Elección municipal de 1963 en Pichilemu

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Elección municipal de 1963 en la comuna de Pichilemu
Regidores para el período 1963-1967
Domingo 7 de abril de 1963
Tipo Elección municipal

Demografía electoral
Población 8011 (1960)
Votantes 1528
Votos válidos 1499
Votos nulos 29

Resultados
Partido Radical
Votos 333  
Concejales 1
  
22.21 %
Partido Liberal
Votos 309  
Concejales 1
  
20.61 %
Partido Demócrata Cristiano
Votos 287  
Concejales 1
  
19.15 %
Partido Socialista
Votos 222  
Concejales 1
  
14.81 %
Partido Conservador Unido
Votos 348  
Concejales 1
  
23.22 %

La elección municipal de 1963 en la comuna de Pichilemu se llevó a cabo el 7 de abril de 1963, eligiendo un regidor cada uno de los partidos competidores.

Fueron elegidos integrandes de la corporación municipal Manuel Córdova Morales (PR), Héctor Greene Valverde (DC), Osvaldo Vidal Vidal (PL), Washington Saldías Fuentealba (PS) y Carlos Echazarreta Íñiguez (PCU).

Campaña

Los ánimos en el radicalismo en Pichilemu estaban altos al afrontar esta elección. El 2 de febrero de 1963, El Cóndor comentaba: “No sabemos si gracias a los aires marinos que tonifican y calman los nervios, es que el radicalismo de Pichilemu se está presentando unido y compacto para dar la batalla por el Municipio, con las mayores posibilidades de éxito”. Adelantándose a los hechos, aseguraban: “Los radicales pichileminos sacarán dos regidores, lo suficiente para controlar el municipio, tan desacreditado últimamente por las actuaciones de algunos de sus componentes”, esto último en directa alusión a la gestión del alcalde conservador Basilio Sánchez Beguiristáin.[1]

Fueron candidatos en esta elección:

La carrera por el municipio fue imparable una vez comenzado el mes de febrero de 1963. Muchas de las promesas de los candidatos al municipio en aquella elección se relacionaban a problemáticas aún vigentes: “(Pichilemu) precisa de modernas instalaciones de agua y alcantarillado para atraer más veraneantes. Se le debe dotar de mejores paseos, construir jardines, trazar calles, mayor pavimentación, etc. Y hacer desaparecer algunos puntos feos que muestra al turista”.[1]

Una situación algo anecdótica se vio en Pichilemu tras la publicación de una seguidilla de artículos en el periódico El Cóndor, en referencia al entonces alcalde doctor Basilio Sánchez. El primero, aparecido el 2 de febrero, titulado “Alcalde poco amable e indiferente tiene Pichilemu”, describe la “indiferencia” e “incondescendencia” con los niños del Club de Menores de Santa Cruz, dependiente de la subcomisaría de ese lugar; los niños además eran músicos dirigidos por el maestro Luis Durán. Sánchez fue acusado de “poco atento” e incluso calificado de “incompetente” por no darle una acogida “decente” a la delegación de niños que “amablemente” fue a “brindar recreación” a los turistas.[1]

Cédula de votación para las elecciones municipales de 1963 en Pichilemu

Más adelante, el 20 de febrero y en una verdadera “campaña del terror” contra Sánchez y los demás regidores, El Cóndor publica un reportaje en su portada denominado “Pichilemu es víctima de una municipalidad inoperante”. “A pesar que el Alcalde es médico, la insalubridad ha sentado sus reales en todos los rincones del pueblo”, decía la bajada de título del reportaje que denunció “el estado de abandono” sufrido por el balneario, a causa de la inoperancia alcaldicia y la irregular actuación de los ediles. “Una rápida visita nos presenta el más desolador de los espectáculos. La playa y los lugares concurridos por los muchos veraneantes, se mantiene en lamentable estado de desaseo”. La suciedad en el parque Ross y el bosque es calificada como “letrina pública”.[1]

“Los servicios higiénicos de hoteles y residenciales vician el aire debido a la falta de agua. Los recolectores de aguas servidas rebalsan por las calles”, y “afloran en la playa misma”, señala el artículo, añadiendo que “desde hace muchos años, Pichilemu no tenía un equipo de regidores más mediocres, inoperantes e irresponsables. El nombre de varios de ellos se ha visto envuelto en negocios dudosos que originaron la intervención de la Contraloría y de la Justicia para ponerles coto”. El reportaje señaló que varios vecinos, incluso algunos “más pudientes”, “se están empleando a fondo para producir una desinfección total del Municipio”, “no permitiendo la vuelta de ninguno de los actuales ediles”. Lautaro Arce formó una Junta de Adelanto local que se propuso “y se hace activa campaña para hacer de su pueblo un lugar atractivo, hermoso e higiénico”. Como “broche de oro”, denuncia que el alcalde Sánchez desalojó una escuela local para concesionaria como pista de baile.[1]

En un artículo posterior de El Cóndor, se señala: “Lo que otros hombres responsables construyeron, se está destruyendo por la desidia de los actuales regidores. El otrora hermoso Parque Ross y el bosque de palmeras, refugios agradables para los visitantes, han sido convertidos en lugares detestables. El imperio de la mugre se ha impuesto en las playas que ven correr las aguas servidas al lado de los niños que juegan inocentemente, en un ambiente malsano y contaminado.” El escritor pichilemino José Arraño Acevedo confirmaría los artículos de El Cóndor, señalando que “Nunca imaginó don Agustín que toda una labor de hermoseamiento y progreso que levantó con tanto cariño, corriera semejante suerte” (de abandono e inmundicia).[1]

Artículos subsiguientes también argumentaron que los regidores Carlos Echazarreta Íñiguez (conservador), Héctor Greene (DC), Alberto Araneda y Sergio Morales Retamal se vieron envueltos en escándalos por irregularidades, ordenándoseles por mandato de la Contraloría la devolución de “grandes sumas de dinero”. Uno de los regidores, cuyo nombre no es especificado, pasó largos meses en la cárcel de Santa Cruz.[1]

Los últimos días de campaña en Pichilemu fueron “agitados”, “ajetreados” e “intensos”. Irónicamente, sobre el alcalde Sánchez, se señala que este advirtió a quienes no votaran por el, que “perderían el cielo y se condenarían”.[1]

Elección

El regidor electo Manuel Córdova, en 1944

A comienzos de abril, el candidato radical Manuel Córdova aseveró tener la “elección ganada”. Calculó bien, pues fue electo aquel domingo 7 de abril, tras estar un período fuera del municipio. Héctor Greene y Carlos Echazarreta Íñiguez fueron re-electos en el cargo. Francisco Osvaldo Vidal, liberal, fue también electo, además del socialista Washington Saldías Fuentealba. Se despidieron para siempre del municipio los regidores Sergio Morales Retamal (también exalcalde, fallecido en 1968), Alberto Araneda y, por supuesto, el alcalde Basilio Sánchez.[1]

Las autoridades electas como regidores asumieron el 19 de mayo sus cargos. Informa El Cóndor del 25 de mayo que los regidores discutieron una fórmula para resolver quién sería el alcalde de la comuna por el período comprendido entre mayo de 1963 y mayo de 1967. “Después de muchas cábalas se impuso una fórmula acordada por los regidores Echazarreta, Córdova y Greene Valverde”, se nombró a Echazarreta como timonel de la comuna. “La alcaldía será servida durante la mitad del período por éste y el resto por el radical Manuel Córdova”. Se designó a Córdova (por la primera fase del período) como primer regidor, segundo regidor Héctor Greene, tercero Osvaldo Vidal, y cuarto Washington Saldías.[1]

Finalmente, y a pesar de este acuerdo, Echazarreta permaneció en la alcaldía por el período completo. Entre los acontecimientos más recordados de la alcaldía de Echazarreta se encuentra la celebración del centenario del cardenal José María Caro en 1967, realizada con gran fanfarria, y que además contó con la asistencia del presidente Eduardo Frei Montalva.[1]

Referencias

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